Software educativo

1. La pizarra dinámica

a) ¿Para qué sirve? Este recurso nos permite trabajar las dos rutas de acceso a la lectura: la visual y la fonológica. Podemos presentar textos y palabras en movimiento, adaptando la velocidad de aparición/desaparición a la velocidad lectora del alumno. Se pueden marcar también, con colores, aquellas grafías que nos interesen trabajar, así como dejar huecos en mitad de las palabras para que sean completados oralmente por el estudiante.

b) Soportes. La pizarra dinámica es un software didáctico que hay que adquirir, pero podemos hacer casi lo mismo con el power point, eso sí, dedicándole un poco más de tiempo.

2. Vamos a jugar con... las palabras, las sílabas, los sonidos y las letras. Juegos interactivos en CD-ROM

a) ¿Para qué sirve? Las actividades contenidas en este CD nos permiten trabajar la conciencia léxica (¿cuántas palabras tiene?, ¿he cambiado alguna palabra?, ¿repito todas las palabras?); la conciencia silábica (¿cuántas sílabas tiene?, ¿cuáles se parecen?, ¿puedes hacer un tren?, ¿y ahora qué queda?, adivina adivinanza) y la conciencia fonémica (a ordenar cada cosa en su lugar, un nuevo código secreto, se busca pareja, la familia comesonidos).

3. La grabadora de sonidos de windows.

Esta herramienta -a la que se accede desde el menú de inicio, programas, accesorios- podemos utilizarla para el control de la velocidad lectora y para hacer más ameno el trabajo con nuestros alumnos y alumnas. Nos permite grabar una lectura y compararla con la misma efectuada tiempo después por la misma persona, compararla con el texto y verificar la exactitud lectora. La grabación realizada puede ser incorporada a un video, una presentación en power point, como voz en off, lo que puede resultar motivador.

4. El reconocimiento de voz de windows.

Se accede desde menú de inicio, programas, accesorios, accesibilidad- ofrece la posibilidad de dictar al procesador de texto. Esta herramienta puede ser utilizada con un fin educativo en el caso de niños con dificultades en la escritura, sobre todo para dos tareas: la de autocorregirse, dictando al procesador un texto escrito por él -como una redacción o un dictado- o la de crear textos sin preocuparse de aquello que más teme: las faltas de ortografía.